Tal
resultado es fruto del desvelo de la medicina cubana por mejorar la
calidad de vida de los pacientes que sufren insuficiencia renal crónica,
una enfermedad que en los últimos tiempos se ha incrementado de manera
considerable en todo el mundo
SANTA CLARA.—Un total de 5 703 trasplantes de riñón se han realizado
en el país desde que comenzó a aplicarse este proceder en febrero de
1970, la mayoría de los cuales se hizo a partir de un donante cadáver,
según trascendió en el evento conmemorativo del inicio de la actividad
en Villa Clara, hace ya 15 años.
Tal resultado es fruto del desvelo de la medicina cubana por mejorar la calidad de vida de los pacientes que sufren insuficiencia renal crónica, una enfermedad que en los últimos tiempos se ha incrementado de manera considerable en todo el mundo, de lo cual Cuba no es una excepción.
De acuerdo con la explicación de la doctora Milagros Hernández Fernández, coordinadora de trasplantes en la región central, de esa cifra, solo 458 recibieron el riñón de un donante vivo, lo cual demuestra la necesidad de incrementar ese aporte a partir de la nueva disposición aprobada que autoriza la utilización de órganos de otras personas como tíos, primos, sobrinos, esposo o esposa, entre otros familiares.
Durante el coloquio, que reunió a especialistas de la mayor parte del país, pudo conocerse que en la actualidad se realizan trasplantes en La Habana, Camagüey, Holguín, Santiago de Cuba y Villa Clara, provincia que logra la mejor tasa de supervivencia del país en cuanto a pacientes injertados al año, por encima del 80 %, resultado comparable con los obtenidos por las naciones de mayor de-sarrollo en esta técnica, y por encima de la media nacional, que es de un 76.4 %.
Respecto a este último territorio, el doctor Osmany Hernández Pérez, jefe de los servicios de nefrología del Hospital Clínico Quirúrgico Arnaldo Milián Castro, de Santa Clara, dijo a Granma que en los últimos 15 años, han beneficiado a 409 pacientes, la mayoría de los cuales recibió el órgano a partir de un donante cadavérico.
Datos aportados por el doctor Hernández Pérez, señalan que en el mundo, un trasplante puede costar al enfermo unos 750 000 dólares, en cambio en Cuba se realiza de manera gratuita un proceder que puede valerle al Estado cerca de 20 000 dólares, incluyendo el tratamiento posterior con inmunosupresores, los cuales son garantizados sin costo alguno.
Tal resultado es fruto del desvelo de la medicina cubana por mejorar la calidad de vida de los pacientes que sufren insuficiencia renal crónica, una enfermedad que en los últimos tiempos se ha incrementado de manera considerable en todo el mundo, de lo cual Cuba no es una excepción.
De acuerdo con la explicación de la doctora Milagros Hernández Fernández, coordinadora de trasplantes en la región central, de esa cifra, solo 458 recibieron el riñón de un donante vivo, lo cual demuestra la necesidad de incrementar ese aporte a partir de la nueva disposición aprobada que autoriza la utilización de órganos de otras personas como tíos, primos, sobrinos, esposo o esposa, entre otros familiares.
Durante el coloquio, que reunió a especialistas de la mayor parte del país, pudo conocerse que en la actualidad se realizan trasplantes en La Habana, Camagüey, Holguín, Santiago de Cuba y Villa Clara, provincia que logra la mejor tasa de supervivencia del país en cuanto a pacientes injertados al año, por encima del 80 %, resultado comparable con los obtenidos por las naciones de mayor de-sarrollo en esta técnica, y por encima de la media nacional, que es de un 76.4 %.
Respecto a este último territorio, el doctor Osmany Hernández Pérez, jefe de los servicios de nefrología del Hospital Clínico Quirúrgico Arnaldo Milián Castro, de Santa Clara, dijo a Granma que en los últimos 15 años, han beneficiado a 409 pacientes, la mayoría de los cuales recibió el órgano a partir de un donante cadavérico.
Datos aportados por el doctor Hernández Pérez, señalan que en el mundo, un trasplante puede costar al enfermo unos 750 000 dólares, en cambio en Cuba se realiza de manera gratuita un proceder que puede valerle al Estado cerca de 20 000 dólares, incluyendo el tratamiento posterior con inmunosupresores, los cuales son garantizados sin costo alguno.
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