Seguirán
llevándose fiascos quienes consideran que es un hecho formal la
convocatoria a discutir públicamente la conceptualización del modelo
económico y social cubano de desarrollo socialista
HOLGUÍN.—Seguirán llevándose fiascos quienes consideran que es un
hecho formal la convocatoria a discutir públicamente la
conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo
socialista, así como el Plan Nacional de desarrollo económico y social
hasta el 2030: propuesta de visión de la nación, ejes y sectores
estratégicos.
Uno de los hechos recientes que confirman el fracaso de esos incrédulos es el encuentro de líderes religiosos y asociaciones fraternales de las provincias de Holguín, Las Tunas y Granma, quienes desde la diversidad de sus credos protagonizaron aquí un lúcido ejercicio de democracia al apoyar o sugerir correcciones a esos documentos medulares para nuestro futuro.
Numerosas fueron las intervenciones, y la mayoría de ellas reconoció que las formulaciones en consulta pretenden elevar el bienestar social, lo que conduce a consolidar la unidad de la nación. De ahí, por ejemplo, la reflexión del pastor Walvis Leyva, de la Iglesia Fe Apostólica, acerca de enfrentar todo lo que afecta la motivación para trabajar y ser eficientes, o es causa de indisciplinas sociales y actitudes que laceran a la sociedad. Por eso fue concluyente al aseverar que está a favor de todo lo que ayude a levantar más al país.
Lo mismo manifestó Cila González Leyva, de la comunidad SUBUD, quien agregó que lo logrado socialmente no es poco. Y le resultó inevitable ilustrarlo con el ejemplo de familias que conoce, compuestas por varios hijos, todos universitarios, sin tener que pagar un centavo. Son cosas, precisó, para agradecer a la Revolución y a Fidel, como siempre le inculcaron los padres.
Un rato después la secundó María Yi Reyna, pastora de la Iglesia Los Amigos (cuáqueros). En su opinión no siempre se mencionan como bendiciones los beneficios recibidos cotidianamente en Cuba, pero imposibles de ignorar por quienes se instalan en el extranjero, porque les sirven para salir adelante. Igualmente, en la parte que define de próspero al desarrollo a alcanzar, sugirió emplear el término pleno, porque el primero, a su juicio, acentúa lo individual.
Entre quienes hablaron antes o después de ella estuvieron un sacerdote ortodoxo, un masón, un representante de una pequeña comunidad islámica, un espiritista y un representante de las religiones cubanas de origen africano. Se adentraron en asuntos vinculados con la formación de valores éticos y morales, natalidad, atención al adulto mayor, producción y disponibilidad de alimentos y muchas otras cosas de las contenidas en los sustanciales documentos.
Al principio y al final del encuentro hubo oraciones. La primera, a favor de la transparencia y el respeto a las opiniones.
La segunda, destinada a reconocer a quienes confiaron en darles participación en tan crucial consulta. Y ambas fueron sinceras e inclusivas.
OPINIONES DESDE EL CENTRO DE LA ISLA
Representantes de denominaciones religiosas y asociaciones fraternales de las provincias de Ciego de Ávila y Camagüey coincidieron en esta ciudad para compartir sus criterios, como parte misma de la sociedad cubana, sobre dos de los principales documentos del 7mo. Congreso del Partido.
Al encuentro con las personalidades religiosas asistieron Caridad Diego Bello, jefa de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido, y Jorge Luis Tapia Fonseca, su primer secretario en la provincia de Camagüey, además de autoridades del Gobierno en el territorio.
Alexis Aguilera, de la Sociedad Espirita en Guáimaro, agradeció al Partido por haberlos tomado en cuenta y consultarlos sobre tan importantes documentos, en un ejercicio democrático donde libremente pueden expresar sus opiniones y comprometer su participación para construir, entre todos, una Cuba mejor.
“Todas mis expectativas están plasmadas en estos documentos”, aseguró José Antonio Morales Oropesa, diácono de la iglesia católica en Najasa, quien comentó que en su materialización se está jugando la prosperidad del país y en ello están implicados todos los cubanos.
Significó también la necesidad de continuar mejorando la atención a las comunidades agrícolas y propuso se evaluara a las instancias correspondientes, el término del Servicio Militar Activo en el caso de los hijos de los campesinos ante el creciente déficit de fuerza laboral en el campo.
Varios de los presentes en el intercambio coincidieron en que se deben adoptar medidas mucho más efectivas, no solo a través de la persuasión, dirigidas a formar una mayor conciencia y una actitud diferente ante el trabajo, como principal fuente de desarrollo, calidad de vida y realización personal.
Ernesto Figueredo, de la iglesia católica, sostuvo que en la actividad económica se deben combinar armónicamente los intereses personales y colectivos, buscar ideales comunes y motivaciones, y compartir los propósitos estratégicos de la organización, como única manera de lograr cosas mejores.
En ello entra a jugar también, como definiera Maritza Rojas, de la Sociedad Budista, el sentido de pertenencia, desde el dirigente hasta el más simple trabajador, a la hora de administrar los bienes, exigir por su cuidado y empleo racional, y obtener resultados superiores sobre la base de la eficiencia y la calidad.
Idelio Durán, pastor de la iglesia bautista, expresó, por su parte, la preocupación sobre la manera en que el Estado, como se expresa en los documentos del 7mo. Congreso del Partido, controlará o regulará (hasta qué límites) que no exista concentración de la propiedad y de la riqueza.
Otras sugerencias y modificaciones estuvieron relacionadas con el funcionamiento de las cooperativas no estatales, el programa de atención a los ancianos y el papel del maestro como ente activo y decisivo en el proceso de transformaciones en marcha para actualizar el modelo económico y social cubano. (Miguel Febles Hernández)
Uno de los hechos recientes que confirman el fracaso de esos incrédulos es el encuentro de líderes religiosos y asociaciones fraternales de las provincias de Holguín, Las Tunas y Granma, quienes desde la diversidad de sus credos protagonizaron aquí un lúcido ejercicio de democracia al apoyar o sugerir correcciones a esos documentos medulares para nuestro futuro.
Numerosas fueron las intervenciones, y la mayoría de ellas reconoció que las formulaciones en consulta pretenden elevar el bienestar social, lo que conduce a consolidar la unidad de la nación. De ahí, por ejemplo, la reflexión del pastor Walvis Leyva, de la Iglesia Fe Apostólica, acerca de enfrentar todo lo que afecta la motivación para trabajar y ser eficientes, o es causa de indisciplinas sociales y actitudes que laceran a la sociedad. Por eso fue concluyente al aseverar que está a favor de todo lo que ayude a levantar más al país.
Lo mismo manifestó Cila González Leyva, de la comunidad SUBUD, quien agregó que lo logrado socialmente no es poco. Y le resultó inevitable ilustrarlo con el ejemplo de familias que conoce, compuestas por varios hijos, todos universitarios, sin tener que pagar un centavo. Son cosas, precisó, para agradecer a la Revolución y a Fidel, como siempre le inculcaron los padres.
Un rato después la secundó María Yi Reyna, pastora de la Iglesia Los Amigos (cuáqueros). En su opinión no siempre se mencionan como bendiciones los beneficios recibidos cotidianamente en Cuba, pero imposibles de ignorar por quienes se instalan en el extranjero, porque les sirven para salir adelante. Igualmente, en la parte que define de próspero al desarrollo a alcanzar, sugirió emplear el término pleno, porque el primero, a su juicio, acentúa lo individual.
Entre quienes hablaron antes o después de ella estuvieron un sacerdote ortodoxo, un masón, un representante de una pequeña comunidad islámica, un espiritista y un representante de las religiones cubanas de origen africano. Se adentraron en asuntos vinculados con la formación de valores éticos y morales, natalidad, atención al adulto mayor, producción y disponibilidad de alimentos y muchas otras cosas de las contenidas en los sustanciales documentos.
Al principio y al final del encuentro hubo oraciones. La primera, a favor de la transparencia y el respeto a las opiniones.
La segunda, destinada a reconocer a quienes confiaron en darles participación en tan crucial consulta. Y ambas fueron sinceras e inclusivas.
OPINIONES DESDE EL CENTRO DE LA ISLA
Representantes de denominaciones religiosas y asociaciones fraternales de las provincias de Ciego de Ávila y Camagüey coincidieron en esta ciudad para compartir sus criterios, como parte misma de la sociedad cubana, sobre dos de los principales documentos del 7mo. Congreso del Partido.
Al encuentro con las personalidades religiosas asistieron Caridad Diego Bello, jefa de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido, y Jorge Luis Tapia Fonseca, su primer secretario en la provincia de Camagüey, además de autoridades del Gobierno en el territorio.
Alexis Aguilera, de la Sociedad Espirita en Guáimaro, agradeció al Partido por haberlos tomado en cuenta y consultarlos sobre tan importantes documentos, en un ejercicio democrático donde libremente pueden expresar sus opiniones y comprometer su participación para construir, entre todos, una Cuba mejor.
“Todas mis expectativas están plasmadas en estos documentos”, aseguró José Antonio Morales Oropesa, diácono de la iglesia católica en Najasa, quien comentó que en su materialización se está jugando la prosperidad del país y en ello están implicados todos los cubanos.
Significó también la necesidad de continuar mejorando la atención a las comunidades agrícolas y propuso se evaluara a las instancias correspondientes, el término del Servicio Militar Activo en el caso de los hijos de los campesinos ante el creciente déficit de fuerza laboral en el campo.
Varios de los presentes en el intercambio coincidieron en que se deben adoptar medidas mucho más efectivas, no solo a través de la persuasión, dirigidas a formar una mayor conciencia y una actitud diferente ante el trabajo, como principal fuente de desarrollo, calidad de vida y realización personal.
Ernesto Figueredo, de la iglesia católica, sostuvo que en la actividad económica se deben combinar armónicamente los intereses personales y colectivos, buscar ideales comunes y motivaciones, y compartir los propósitos estratégicos de la organización, como única manera de lograr cosas mejores.
En ello entra a jugar también, como definiera Maritza Rojas, de la Sociedad Budista, el sentido de pertenencia, desde el dirigente hasta el más simple trabajador, a la hora de administrar los bienes, exigir por su cuidado y empleo racional, y obtener resultados superiores sobre la base de la eficiencia y la calidad.
Idelio Durán, pastor de la iglesia bautista, expresó, por su parte, la preocupación sobre la manera en que el Estado, como se expresa en los documentos del 7mo. Congreso del Partido, controlará o regulará (hasta qué límites) que no exista concentración de la propiedad y de la riqueza.
Otras sugerencias y modificaciones estuvieron relacionadas con el funcionamiento de las cooperativas no estatales, el programa de atención a los ancianos y el papel del maestro como ente activo y decisivo en el proceso de transformaciones en marcha para actualizar el modelo económico y social cubano. (Miguel Febles Hernández)
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