En encuentro fraterno, una representación de los que han hecho
habitual ese acto altruista de donar su propia sangre, realizaron este
sábado, a propósito de la Jornada Nacional del Donante de Sangre, un
recorrido por sitios históricos de la región occidental.
Hasta el criadero de Cocodrilos y el museo Girón, en el municipio matancero de Ciénaga de Zapata llegó la comitiva, que reunió a 55 hombres y mujeres de la capital que realizan cada año un aporte especial al desarrollo de la salud cubana.
“Merecido reconocimiento” fueron las palabras con que, más de una vez, los protagonistas catalogaron aquella cita.
Jóvenes como Hamed Pérez Rodríguez, con apenas 19 años, dijo que su mayor motivación es “salvar vidas, ayudar a personas que lo necesitan, colaborar con la investigación médica”, por eso se integra “orgullosa y voluntariamente, a este gremio”. Asimismo resaltó que hay que explicarles mejor a las personas que donar es un acto seguro, sin complicaciones añadidas, que no hay riesgo de transmisión de enfermedades, para que el movimiento de donantes crezca y se revitalice.
Por su parte, Armando Torres Blanco, de 58 años, apuntó que el sentido humanista de la vida también se aprende y que hay enseñanzas y valores legados que nos incitan a tomar parte en proyectos, cuyos resultados son palpables: desarrollo científico, fabricación de vacunas y curación de enfermos, logros imposibles, sin el componente-sangre requerido.
“Soy donante de plasmaféresis hace más de 20 años”, expresó David Rodiel Valladares, quien considera que estos espacios de confraternización y homenaje a los que ostentan un historial largo de donaciones, e incluso a los que se inician en este ámbito, son esenciales. “Y deben perdurar de manera habitual y no esporádica más allá de los días en que se desarrolla la jornada”, observó.
También señaló que desde las organizaciones de masas, especialmente los CDR, se debe hacer mayor énfasis no solo en la divulgación de esta actividad y la captación de jóvenes sino en la gestión de recursos para garantizar una canasta nutricional variada a los donantes.
En el año 2015, según datos aportados por Luis Enrique Pérez Ulloa, jefe del Programa Nacional de Sangre del Ministerio de Salud Pública, las donaciones realizadas superaron la cifra de 416 900 y se transfundieron más de 350 000 componentes de sangre (glóbulos rojos, plasmas, plaquetas, crío precipitado).
El especialista afirmó que el país lleva 43 meses consecutivos cumpliendo el plan mensual, que oscilaba entre las 34 000 a 35 000 donaciones. En virtud de estas cifras, comentó, es que se logró sobrepasar el millón de intervenciones quirúrgicas el año anterior.
Refirió además que la sistematicidad era un indicador que en esta ocasión se estaba midiendo, en cuanto a reunir la cantidad de sangre que realmente se requería para garantizar las necesidades asistenciales y el compromiso de entrega de plasma a la industria para la fabricación de medicamentos de uso nacional.
Hasta el criadero de Cocodrilos y el museo Girón, en el municipio matancero de Ciénaga de Zapata llegó la comitiva, que reunió a 55 hombres y mujeres de la capital que realizan cada año un aporte especial al desarrollo de la salud cubana.
“Merecido reconocimiento” fueron las palabras con que, más de una vez, los protagonistas catalogaron aquella cita.
Jóvenes como Hamed Pérez Rodríguez, con apenas 19 años, dijo que su mayor motivación es “salvar vidas, ayudar a personas que lo necesitan, colaborar con la investigación médica”, por eso se integra “orgullosa y voluntariamente, a este gremio”. Asimismo resaltó que hay que explicarles mejor a las personas que donar es un acto seguro, sin complicaciones añadidas, que no hay riesgo de transmisión de enfermedades, para que el movimiento de donantes crezca y se revitalice.
Por su parte, Armando Torres Blanco, de 58 años, apuntó que el sentido humanista de la vida también se aprende y que hay enseñanzas y valores legados que nos incitan a tomar parte en proyectos, cuyos resultados son palpables: desarrollo científico, fabricación de vacunas y curación de enfermos, logros imposibles, sin el componente-sangre requerido.
“Soy donante de plasmaféresis hace más de 20 años”, expresó David Rodiel Valladares, quien considera que estos espacios de confraternización y homenaje a los que ostentan un historial largo de donaciones, e incluso a los que se inician en este ámbito, son esenciales. “Y deben perdurar de manera habitual y no esporádica más allá de los días en que se desarrolla la jornada”, observó.
También señaló que desde las organizaciones de masas, especialmente los CDR, se debe hacer mayor énfasis no solo en la divulgación de esta actividad y la captación de jóvenes sino en la gestión de recursos para garantizar una canasta nutricional variada a los donantes.
En el año 2015, según datos aportados por Luis Enrique Pérez Ulloa, jefe del Programa Nacional de Sangre del Ministerio de Salud Pública, las donaciones realizadas superaron la cifra de 416 900 y se transfundieron más de 350 000 componentes de sangre (glóbulos rojos, plasmas, plaquetas, crío precipitado).
El especialista afirmó que el país lleva 43 meses consecutivos cumpliendo el plan mensual, que oscilaba entre las 34 000 a 35 000 donaciones. En virtud de estas cifras, comentó, es que se logró sobrepasar el millón de intervenciones quirúrgicas el año anterior.
Refirió además que la sistematicidad era un indicador que en esta ocasión se estaba midiendo, en cuanto a reunir la cantidad de sangre que realmente se requería para garantizar las necesidades asistenciales y el compromiso de entrega de plasma a la industria para la fabricación de medicamentos de uso nacional.
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