Fidel Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana, durante el
desarrollo del proceso revolucionario, ha tenido presente la savia de
los precursores de la independencia de Cuba, en especial la del Mayor
General Antonio de la Caridad Maceo Grajales, el Titán de Bronce. En
momentos importantes de la lucha insurreccional y la construcción de la
nueva sociedad, Fidel acudió al ejemplo y el legado imperecedero de
Maceo.
Uno de los primeros ejemplos en que Fidel exalta al Titán de Bronce, ocurre después de la epopeya gloriosa del 26 de julio de 1953, cuando dio inicio la causa 37 que juzgó a los asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente y el 16 de octubre de ese año, en una sala de estudios de las enfermeras del Hospital Civil Saturnino Lora, Fidel Castro asume su propia defensa y pronuncia un discurso de aproximadamente dos horas, devenido luego en el documento La historia me absolverá. Junto a la denuncia de los males que aquejaban a Cuba, los crímenes cometidos con sus compañeros y la declaración de José Martí como el autor intelectual de aquellas acciones, en su oratoria aludió también al glorioso jefe mambí que fue Antonio Maceo al expresar:
“Pero hay una razón que nos asiste más poderosa que todas las demás: somos cubanos, y ser cubano implica un deber, no cumplirlo es crimen y es traición. Vivimos orgullosos de la historia de nuestra patria; la aprendimos en la escuela y hemos crecido oyendo hablar de libertad, de justicia y de derechos. Se nos enseñó a venerar desde temprano el ejemplo glorioso de nuestros mártires. Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez y Martí fueron los primeros nombres que se grabaron en nuestro cerebro; se nos enseñó que el Titán había dicho que la libertad no se mendiga, sino que se conquista con el filo del machete […]”.
Es evidente que Fidel ha estudiado el pensamiento y la obra patriótica del General Antonio y lo ha asimilado como paradigma de su propio pensamiento político y proyecto revolucionario. Otro momento importante fue cuando, una vez que Fidel y los expedicionarios del yate Granma —con el apoyo del campesinado de la región— logran consolidarse en la Sierra Maestra, se crean columnas y frentes guerrilleros, para organizar las fuerzas y asestar golpes certeros al enemigo.
En poco tiempo crea el I Frente Oriental “José Martí”, en la zona de La Plata, Guamá y como parte de este, la columna 2 “Antonio Maceo”, por Orden Militar emitida el 18 de agosto de 1958. Esta columna salió desde el Salto, el 20 de agosto, con el propósito de “[…] llevar la guerra libertadora hasta el occidente de la Isla, y a él deberá supeditarse toda otra cuestión táctica […]”.
En su gran praxis como guerrillero, siempre estuvo presente el ejemplo de Maceo y sus grandes hazañas, de modo que la epopeya militar de la invasión de Oriente a Occidente, fue también una aspiración del Comandante en los meses finales de la lucha insurreccional.
Desde los primeros momentos del triunfo revolucionario, el 1ro. de enero de 1959, Fidel acude nuevamente al ejemplo de Maceo, a su heroica epopeya, a sus profundas convicciones políticas, a su alta moral revolucionaria, para alentar al pueblo cubano, ante el peligro de agresiones y amenazas del imperialismo norteamericano, e incentivar a las jóvenes generaciones a ser seguidores del ejemplo del Titán.
La década del 60 fue difícil también para la Revolución Cubana, constantemente amenazada por los Estados Unidos de Norteamérica, razón por la que resultó necesario consolidar el patriotismo, acudiendo al legado de los más puros ideales y nuestros más descollantes héroes de la patria, que se habían convertido en paradigmas, entre los que ocupó un lugar especial el Lugarteniente General Antonio Maceo; de manera que en los múltiples discursos que pronunció el líder de la Revolución siempre resaltó el ejemplo del Titán de Bronce y sus altos valores morales.
Significativa resultó la alocución del 10 de octubre de 1968, en la velada solemne por el centenario del inicio de las guerras de independencia, donde refiriéndose al contexto que dio lugar a la Protesta de Baraguá, ofrece una importante valoración de la personalidad de Antonio Maceo al expresar: “[…] emerge, con toda su fuerza y toda su extraordinaria talla, el personaje más representativo del pueblo, el personaje más representativo de Cuba en aquella guerra, venido de las filas más humildes del pueblo, que fue Antonio Maceo […]
“[…] en el momento en que aquella lucha de diez años iba a terminar, surge aquella figura, surge el espíritu y la conciencia revolucionaria radicalizada, simbolizada en ese instante en la persona de Antonio Maceo […]”.
Entre los días 9 y 10 de mayo de 1991, el líder cubano, concedió en La Habana, una entrevista a la periodista mexicana Beatriz Pagés, directora del semanario Siempre, con la que abordó variados temas, entre los que incluyó el papel de la personalidad en la historia y se refiere expresamente a dos figuras que para él constituyen paradigmas, sobre las cuales expresó:
“Solo circunstancias excepcionales habrían podido dar lugar a que surgieran aquellos personajes como Martí y Maceo. Solo circunstancias excepcionales han podido dar lugar a que surgieran personalidades como las que ha producido nuestra Revolución. Es decir, desaparecidas las circunstancias históricas, tú no vuelves a encontrar gente exactamente con los mismos requisitos, y es más difícil que puedas sumar cinco, seis o siete factores que hagan posible la autoridad y el prestigio de esos dirigentes”.
El 7 de diciembre de 1989 fue la fecha escogida para dar cumplimiento al compromiso moral de la Revolución, de traer a la Patria los restos de los internacionalistas caídos en tierras hermanas, en cumplimiento de honrosas misiones militares y civiles; es así como el acto de despedida de duelo se realizó precisamente en el Cacahual, ante la tumba del invicto Titán de Bronce y donde Fidel colocó a Maceo en la cumbre de la consagración en la lucha por la independencia, como el mejor ejemplo de patriotismo y de moral revolucionaria, sobre lo cual expresó: “Fue siempre de profunda significación para todos los cubanos la fecha memorable en que cayó, junto a su joven ayudante, el más ilustre de nuestros soldados, Antonio Maceo […] Ellos murieron por las ideas de Martí y Maceo […]”.
El 4to. Congreso del PCC se realizó en Santiago de Cuba, en octubre de 1991, en medio de una atmósfera de crisis económica y en el discurso de clausura del mismo, en la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo Grajales, el día 14 de octubre, momento en que además se dejó inaugurado este extraordinario conjunto monumental, Fidel expresó: “[…] nosotros pertenecemos, Antonio Maceo, a tu estirpe, a tu sangre, a tu coraje, a tus ideas”.
“¡Gracias Maceo porque nos diste esta oportunidad! Nosotros todos, pigmeos al lado tuyo; nosotros todos que crecimos escuchando y honrando tu nombre. ¡Gracias a ti, gracias a tu ejemplo, gracias al pueblo que tú y los que como tú forjaron!”.
Este 14 de junio, al cumplirse el aniversario 171 del natalicio de Antonio Maceo Grajales, en la ciudad de Santiago de Cuba y próximos al arribo del cumpleaños 90 del líder de la Revolución Cubana, recordamos la presencia del glorioso jefe mambí en la obra revolucionaria y la oratoria política de Fidel. Sirvan estas líneas para recordar los puntos convergentes entre dos paladines de extraordinaria talla universal.
*Másteres en Ciencias e investigadores del Centro de Estudios Antonio Maceo Grajales.
Uno de los primeros ejemplos en que Fidel exalta al Titán de Bronce, ocurre después de la epopeya gloriosa del 26 de julio de 1953, cuando dio inicio la causa 37 que juzgó a los asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente y el 16 de octubre de ese año, en una sala de estudios de las enfermeras del Hospital Civil Saturnino Lora, Fidel Castro asume su propia defensa y pronuncia un discurso de aproximadamente dos horas, devenido luego en el documento La historia me absolverá. Junto a la denuncia de los males que aquejaban a Cuba, los crímenes cometidos con sus compañeros y la declaración de José Martí como el autor intelectual de aquellas acciones, en su oratoria aludió también al glorioso jefe mambí que fue Antonio Maceo al expresar:
“Pero hay una razón que nos asiste más poderosa que todas las demás: somos cubanos, y ser cubano implica un deber, no cumplirlo es crimen y es traición. Vivimos orgullosos de la historia de nuestra patria; la aprendimos en la escuela y hemos crecido oyendo hablar de libertad, de justicia y de derechos. Se nos enseñó a venerar desde temprano el ejemplo glorioso de nuestros mártires. Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez y Martí fueron los primeros nombres que se grabaron en nuestro cerebro; se nos enseñó que el Titán había dicho que la libertad no se mendiga, sino que se conquista con el filo del machete […]”.
Es evidente que Fidel ha estudiado el pensamiento y la obra patriótica del General Antonio y lo ha asimilado como paradigma de su propio pensamiento político y proyecto revolucionario. Otro momento importante fue cuando, una vez que Fidel y los expedicionarios del yate Granma —con el apoyo del campesinado de la región— logran consolidarse en la Sierra Maestra, se crean columnas y frentes guerrilleros, para organizar las fuerzas y asestar golpes certeros al enemigo.
En poco tiempo crea el I Frente Oriental “José Martí”, en la zona de La Plata, Guamá y como parte de este, la columna 2 “Antonio Maceo”, por Orden Militar emitida el 18 de agosto de 1958. Esta columna salió desde el Salto, el 20 de agosto, con el propósito de “[…] llevar la guerra libertadora hasta el occidente de la Isla, y a él deberá supeditarse toda otra cuestión táctica […]”.
En su gran praxis como guerrillero, siempre estuvo presente el ejemplo de Maceo y sus grandes hazañas, de modo que la epopeya militar de la invasión de Oriente a Occidente, fue también una aspiración del Comandante en los meses finales de la lucha insurreccional.
Desde los primeros momentos del triunfo revolucionario, el 1ro. de enero de 1959, Fidel acude nuevamente al ejemplo de Maceo, a su heroica epopeya, a sus profundas convicciones políticas, a su alta moral revolucionaria, para alentar al pueblo cubano, ante el peligro de agresiones y amenazas del imperialismo norteamericano, e incentivar a las jóvenes generaciones a ser seguidores del ejemplo del Titán.
La década del 60 fue difícil también para la Revolución Cubana, constantemente amenazada por los Estados Unidos de Norteamérica, razón por la que resultó necesario consolidar el patriotismo, acudiendo al legado de los más puros ideales y nuestros más descollantes héroes de la patria, que se habían convertido en paradigmas, entre los que ocupó un lugar especial el Lugarteniente General Antonio Maceo; de manera que en los múltiples discursos que pronunció el líder de la Revolución siempre resaltó el ejemplo del Titán de Bronce y sus altos valores morales.
Significativa resultó la alocución del 10 de octubre de 1968, en la velada solemne por el centenario del inicio de las guerras de independencia, donde refiriéndose al contexto que dio lugar a la Protesta de Baraguá, ofrece una importante valoración de la personalidad de Antonio Maceo al expresar: “[…] emerge, con toda su fuerza y toda su extraordinaria talla, el personaje más representativo del pueblo, el personaje más representativo de Cuba en aquella guerra, venido de las filas más humildes del pueblo, que fue Antonio Maceo […]
“[…] en el momento en que aquella lucha de diez años iba a terminar, surge aquella figura, surge el espíritu y la conciencia revolucionaria radicalizada, simbolizada en ese instante en la persona de Antonio Maceo […]”.
Entre los días 9 y 10 de mayo de 1991, el líder cubano, concedió en La Habana, una entrevista a la periodista mexicana Beatriz Pagés, directora del semanario Siempre, con la que abordó variados temas, entre los que incluyó el papel de la personalidad en la historia y se refiere expresamente a dos figuras que para él constituyen paradigmas, sobre las cuales expresó:
“Solo circunstancias excepcionales habrían podido dar lugar a que surgieran aquellos personajes como Martí y Maceo. Solo circunstancias excepcionales han podido dar lugar a que surgieran personalidades como las que ha producido nuestra Revolución. Es decir, desaparecidas las circunstancias históricas, tú no vuelves a encontrar gente exactamente con los mismos requisitos, y es más difícil que puedas sumar cinco, seis o siete factores que hagan posible la autoridad y el prestigio de esos dirigentes”.
El 7 de diciembre de 1989 fue la fecha escogida para dar cumplimiento al compromiso moral de la Revolución, de traer a la Patria los restos de los internacionalistas caídos en tierras hermanas, en cumplimiento de honrosas misiones militares y civiles; es así como el acto de despedida de duelo se realizó precisamente en el Cacahual, ante la tumba del invicto Titán de Bronce y donde Fidel colocó a Maceo en la cumbre de la consagración en la lucha por la independencia, como el mejor ejemplo de patriotismo y de moral revolucionaria, sobre lo cual expresó: “Fue siempre de profunda significación para todos los cubanos la fecha memorable en que cayó, junto a su joven ayudante, el más ilustre de nuestros soldados, Antonio Maceo […] Ellos murieron por las ideas de Martí y Maceo […]”.
El 4to. Congreso del PCC se realizó en Santiago de Cuba, en octubre de 1991, en medio de una atmósfera de crisis económica y en el discurso de clausura del mismo, en la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo Grajales, el día 14 de octubre, momento en que además se dejó inaugurado este extraordinario conjunto monumental, Fidel expresó: “[…] nosotros pertenecemos, Antonio Maceo, a tu estirpe, a tu sangre, a tu coraje, a tus ideas”.
“¡Gracias Maceo porque nos diste esta oportunidad! Nosotros todos, pigmeos al lado tuyo; nosotros todos que crecimos escuchando y honrando tu nombre. ¡Gracias a ti, gracias a tu ejemplo, gracias al pueblo que tú y los que como tú forjaron!”.
Este 14 de junio, al cumplirse el aniversario 171 del natalicio de Antonio Maceo Grajales, en la ciudad de Santiago de Cuba y próximos al arribo del cumpleaños 90 del líder de la Revolución Cubana, recordamos la presencia del glorioso jefe mambí en la obra revolucionaria y la oratoria política de Fidel. Sirvan estas líneas para recordar los puntos convergentes entre dos paladines de extraordinaria talla universal.
*Másteres en Ciencias e investigadores del Centro de Estudios Antonio Maceo Grajales.
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